23/07/2021
El Movimiento por el Agua y la Vida llega al Pacto Histórico para que el país escuche a los ríos, a los mares, a las montañas, a los páramos, a las ciénagas, a los bosques, a la selva, al manglar, a los arrecifes coralinos, a las cordilleras, a los profundos y hermosos cañones, a las sabanas y mesetas, a los volcanes, a las zonas desérticas, al viento, a las nubes. Para que escuche a los animales humanos y no humanos, para que nos acerquemos a comprender la sabiduría de las plantas y el profundo conocimiento que condensa una semilla.
La gente humilde ha sostenido a Colombia, desde los barrios populares y veredas con nuestro trabajo diario y luchas que han tenido que ser históricas porque no ha habido Estado que resuelva las problemáticas y respete la vida. La fuerza de la dignidad nos ha sostenido en la defensa de los bienes comunes y ahora llegamos al Pacto Histórico porque estamos desesperados: las posibilidades de vida para los humanos y no humanos se agotan y muchos no parecen verlo, quizás porque prefieren sus burbujas. Nosotros y nosotras llegamos a este escenario para mostrar la aterradora realidad de los territorios sacrificados, pero también para evidenciar que podemos y debemos organizarnos y luchar para defender la dignidad que nos queda.
El Movimiento por el Agua y la Vida llega al Pacto Histórico porque somos coherentes con el llamado que hemos hecho a cada ciudadano y ciudadana de este país para que se involucre, para que haga parte de los procesos organizativos y luche por la justicia social y ambiental, para que no solo apoye sino que protagonice las grandes trasformaciones que necesita Colombia y eso no se hace desde la ventana o la distancia sino involucrándose. A pesar de la profunda desconfianza que tenemos en los procesos electorales en los cuales nunca antes habíamos participado, llegamos al Pacto Histórico con la misión de que los Partidos Políticos respeten a los movimientos y procesos sociales, para que comprendan que la principal tarea es que cada colombiana y colombiano haga parte de una organización social en su barrio o vereda, en la universidad o en el trabajo, para que las Asambleas Populares sean un ejercicio cotidiano en el que el debate sea la principal fuente de construcción colectiva y democracia directa. Llegamos a compartir nuestra experiencia, a fortalecer en lo que nos sea posible a las organizaciones sociales, llegamos a caminar y aprender de la diversidad maravillosa de gentes que tiene nuestro país.
No puede seguir habiendo en Colombia territorios sacrificados, la feria de permisos ambientales tiene que parar y debemos desmantelar las mafias de las mal llamadas autoridades ambientales que están jugando con la vida y evaden la enorme responsabilidad que tienen con las futuras generaciones. No pueden las gentes de ciudad seguir respirando veneno y en el campo seguir consumiendo agua contaminada. Los ecosistemas estratégicos del país son sagrados, no son un papel que en la realidad se convierte en potrero, es urgente y necesario que desenmascaremos entre todos y todas a los grandes criminales ambientales de este país para que cese el daño y la vida sea posible.
Llegamos porque nos duele ver a millones de colombianos y colombianas que han tenido que huir de este país, queremos que se queden y que algunos regresen, queremos que nos dejen quedar, que haya posibilidad de estar, de permanecer con seguridad y oportunidades reales de vida digna.
Llegamos al Pacto Histórico porque no será histórico sin los movimientos sociales, sin los procesos populares; llegamos porque Colombia necesita escuchar a sus miles de muertos, verle la cara a la muerte para resignificarla y respetarla, tenemos que encontrar a todos y cada uno de los desaparecidos, la masacre tiene que parar.
El Movimiento por el Agua y la Vida llega al Pacto Histórico para ser, para defender la vida, para defender el agua, para que se sienta con la fuerza de la lucha histórica la voz de los territorios de Colombia y de quiénes los habitan.