Es la imagen poderosa de una mujer la que recibe a los visitantes a la Casa Escuela del Buen Vivir de Chapacual (Yacuanquer, Nariño). Dentro de la Casa, se camina la palabra, como se siembra la soberanía; se analiza el presente, como se construye el futuro.
Isabel Cristina Zuleta, lideresa del Movimiento por el Agua y la Vida participó este martes 14 de septiembre en una juntanza (convocada por Sembrando soberanía, cosechando buen vivir, por Nariño en Minga por el Ambiente y por las Escuelas Campesinas) de las que explican sin retórica cómo y por qué se defiende el territorio. Fanny Guancha lo traducía así: “Alzamos la voz cuando nuestro territorio está amenazado. El espíritu del agua lo soñamos, de aquí nadie nos saca”. Almeido Pantoja, concejal del municipio, sabe qué es lo que mueve las resistencias: “La gente se mueve cuando se llena del amor del agua”.
Zuleta, que defiende la urgencia de las juntanzas, de las asambleas populares, de la organización de los que los molestos para los poderes, lo escuchó de Guancha: “La lucha y la pelea es juntarnos”. Y en esa juntanza, las mujeres, defiende la lideresa de Chapacual, son una de las claves. “Las mujeres somos las más señaladas y estigmatizada pero luchamos contra eso. Lo bueno nos junta y hoy está lo bueno aquí. Este país necesita mujeres jóvenes, ahí vamos a estar para caminar y llegar donde sea”. Y es que las mujeres campesinas de Chapacual saben lo que es el hostigamiento y las amenazas. Su compromiso con la defensa del agua –que en 2014 estalló con fuerza ante la concesión por Corponariño de la fuente de agua Las Palmas-, su trabajo en la Escuela Campesina, sus propuestas para defender una forma de vida y una cultura, tienen consecuencias.
Chapacual es una vereda que hace parte del municipio de Yacuanquer (Nariño), ubicada entre el río Guaitara y el volcán Galeras. Yacu en quechua significa agua y quer en Cuayquer, la lengua de los pastos, significa pueblo o tierra. Tierra y agua. La vida conjugada en un toponímico. Y ahí, en Chapacual, luchan contra las precariedades y contra las amenazas. El acaparamiento, la mercantilización y la privatización del agua por parte de la embotelladora Agua Clara, Cartones de Colombia y su ocupación del territorio con pinos, la falta de recolección de residuos en el 90% de las veredas, el urbanismo que se “traga los territorios cercanos”…
Y un lugar de encuentro, aprendizaje y resistencia: las Escuelas Campesinas. Juan Narváez explica que la labor consiste en “recuperar la identidad. Es tiempo de volver a organizar nuestros saberes y salvaguardar los espíritus nativos”. Hay, por tanto, una lucha urgente –evitar la privatización del agua- y un trabajo de largo aliento: el conocimiento del territorio y de la identidad desde la infancia.
“Las escuelas campesinas son la apuesta de este territorio que surge del cansancio de querer cambiar el sistema educativo, luchamos para que nos dieran una universidad campesina, porque nos estaba sacando del territorio. Por eso se montó caminar la palabra. Los principios: la dignidad de ser campesino, el valor de serlo, saber que movemos las economías. Nos hicieron ver que éramos unos brutos y por eso los niños crecieron con la idea de irse
El anhelo era juntar todos los saberes, los historiadores, el saber del campo. Hacer más escuela, laboratorios de enseñanza en cada casa. Cada huerta un laboratorio de saberes”, desarrolla Juan.
Y de esos principios claros, una metodología que rompe con los principios del sistema capitalista neoliberal: “Cada cosa es escuela, cada cosa es saber. No va a haber título, ni plata que sirva para que resolvamos el problema del cambio climático. Los que tenemos que defendernos son los humanos [porque] el planeta no nos necesita. En todo está el cambio climático sino le ponemos sentido a lo que hacemos con el alma. El buen vivir es dejar de depender de la plata”.
En el encuentro con Isa Zuleta, intercambio de experiencias de lucha. Las participantes le explicaron que ellas tienen “la experiencia de que es posible la lucha electoral sin recursos, lo hicimos con una concejala”. Por eso, la animaron, se animaron a “sacudir lo electoral” desde lo popular. “No vemos referentes en el congreso, no podemos mandar una despistada allá, pensaba si Isabel se fuera para el senado tendríamos una cosa buena”, aseguraba otra participante. “Si hay una mujer que conozca de estas luchas [es Isabel], no cualquier mujer”.