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“Si tuvieron la fuerza para venir a destruir con motosierras y martillos todo lo que con tanto esfuerzo construimos, entonces que también lo vuelvan a colocar como estaban”, se queja Sol, la joven líder de la comunidad Nasa Valle del Sol, que desde hace cinco años vive en la zona montañosa de Yumbo, cerca de la vía hacia la Buitrera, en el Valle del Cauca.

El pasado 11 de noviembre un grupo del ESMAD arremetió violentamente al atardecer contra 17 familias indígenas que llevan a cabo un proceso de liberación de la madre tierra. Su pretexto es una orden de desalojo impartida por la alcaldía de Yumbo, para favorecer los negocios de un privado que pretende hacerse con los predios. “Es una tragedia, como raza, como comunidad”, dice un comunero.

En su arremetida el ESMAD quemó la moto de uno de los comuneros indígenas –que además sufre de discapacidad–, destruyó varias casas y con una motosierra descuartizó las vigas de la Casa Grande que la comunidad utiliza para sus reuniones y encuentros. Todo quedó hecho trizas en el suelo.

“Derribaron la tulpa completamente, nuestro sitio sagrado. Acá tenemos yuca, zapallo, cilantro, esas son nuestras siembras”, explica Sol, “esto es para mostrarle al ESMAD y la Policía que nos insulta llamándonos cocaleros”. Los días siguientes la comunidad indígena retornó para reconstruir las casas pero la amenaza de un segundo desalojo persiste. La vigilancia contra ellos es permanente con drones y centinelas apostados en lo alto de la montaña.

Pero también han recibido la solidaridad de personas y movimientos sociales que les han apoyado con insumos y comida, como la que donó el 14 de noviembre la ONG Red Internacional. Hasta el momento la comunidad Nasa permanece en la zona resistiendo.

Queremos recuperar territorios para cuidar el medio ambiente, pero esto es lo que hacen: dañarnos”, asegura Sol, quién enseña los restos destruidos de la tulpa y la casa comunitaria. “Quieren sacarnos, quieren hacernos daño”.